martes, 12 de junio de 2007

TIENES UN E-MAIL

¿Cuántas veces has abierto el correo electrónico esperando noticias de él?... Él, puede ser cualquiera, pero basta que tu esperes un mensaje para que este no se produzca y de repente ves: Bandeja de entrada: 1 mensaje sin leer, diriges la flechita manipulada por tu ratón a toda velocidad hasta esa bandeja y… es spam ¡qué rabia!
Te pasas todo el día entrando y saliendo, refrescando la dichosa página y nada, el extracto del banco, que sí estamos a 20 del mes, mejor abrir el spam, aunque sea un virus es menos traumático.
Tú, quieres permanecer digna y no enviar ningún mensaje para que no se note que estás ahí, esperando a que se produzca el milagro, pero no ocurre, los milagros no existen y entonces piensas: los milagros no, pero él sí. Cuando llevas más de cinco horas esperando y en tu dedo índice en vez de tener una huella dactilar tienes un F5 decides enviar un mensaje. Para que no se noté le envías uno de esos que van en cadena, lo pones en copia oculta porque realmente este mail solo se lo envías a él, te importa un rábano si le gusta o no el contenido, tú sólo quieres que él sepa que tú todavía andas por ahí y que además te acuerdas de él o que está dentro de la lista de “amigos” a los que les envías chorradas.
Te vas a dormir, no sin antes haber revisado tu correo electrónico, incluso te envías uno a ti misma para comprobar que todo funciona correctamente y vaya sin funciona, junto con tu correo de prueba, te llega publicidad de una agencia de viajes online. Apagas el ordenador y te vas a la cama, por último mientras pones el despertador compruebas los sms y tampoco tienes. Te resignas y te duermes.
Has madrugado, enciendes el grifo de la ducha y si hubieses podido al mismo tiempo hubieses encendido el ordenador, de hecho no has invertido el orden porque en cuantos has puesto los pies el suelo te han dado ganas de orinar.
Mientras sale el agua caliente, enciendes el PC y allí estás tú semidesnuda comprobando que en tu correo electrónico no hay nada interesante, lo que viene a ser lo mismo que no tienes ningún mail de él. Empiezas a sospechar que no te va a enviar nada, pero eres una mujer positiva; la esperanza es lo último que se pierde.
Día tras día haces lo mismo, te duchas, te vistes, trabajas, vuelves a casa y así cinco días como si estuvieras metida en un bucle, incluso parece que tú eres la única que hoy no lleva la misma camisa de ayer.
Es viernes, como mínimo, te consuela el saber que mañana no tendrás que madrugar. Después de una semana marcada por F5 vuelves al correo y aunque aún te queda la esperanza, intrínsicamente te convences de que no vas a tener ningún correo de él, aunque ahora te conformas con alguno de tus amigas.
¡Sorpresa!, hay tienes un mail de él, se excusa de su tardanza en dar señales, te comenta algo sobre el mail en cadena que le enviaste el lunes, tú ni recuerdas de que iba y lo más importante, te dice de quedar mañana. Antes de contestar, abres un nuevo correo y pones a todas tus amigas en Para: y en el asunto: VIDA O MUERTE, el contenido no hace falta ponerlo porque es claro. Ahora empieza la tormenta de contestaciones.
La mayoría te dice que no quedes todavía, que le digas que no puedes, que te hagas de rogar. Tú piensas que al igual con tanta espera desaparece. Hay una posdata común: “Sábado, sabadete…”
Al final decides quedar y le quieres contestar de una manera que no parezca desesperada y lo único que te sale: ¿dónde? y ¿a qué hora? Ha sonado desesperado pero ya lo has enviado, si tus amigas estuvieran delante te hubiesen matado o mejor, no te hubiesen dejado enviarlo, entre todas hubieseis redactado el mail, el supermail, el mejor mail jamás enviado.
Aunque entiendes poco de nuevas tecnologías, sabes que tu mensaje todavía no habrá salido de tu servidor cuando ya le estás dando al F5 por si tienes respuesta. La réplica tarda cinco minutos. Tienes una cita. El espejo muestra a una mujer estupenda.
Después de esa cita que te ha costado una semana de miedos oscuros, te das cuenta que tampoco ha sido para tanto y que quizá no merezca la pena.
Aún así, al día siguiente, es domingo y aunque le has dicho adiós esta mañana esperas un SMS de él, diciendo algo como: - Lo he pasado genial. Pero ese mensaje no llega.
Después te pasas días, semanas a que de señales de vida pero eso no pasa, te lo encuentras tres años después y se ha convertido en padre de familia. Te da rabia.
Una última reflexión: Yo tampoco di señales de vida.

3 comentarios:

José Antonio dijo...

Sé perfectamente lo que es, y lo que significa esperar un F5 ...
Pasé mucho tiempo de mi vida metido en un lugar donde el F5 significaba si ese día ibas a poder reír o por el contrario a llorar.
Precioso texto.
1 Beso

Nosotras mismas dijo...

Gracias José Antonio, nos encanta que nos leas y que además te guste.
Por favor, corre la voz otr@s también se merecen pasar un buen rato.

Gracias, de nuevo :)

Sergio dijo...

Durante mucho tiempo me ha ocurrido lo que cuentas en el artículo. Cuesta deshacerse de dicha costumbre :P