martes, 12 de junio de 2007

EL CORAZÓN QUE UN DÍA QUISO SER INDEPENDIENTE

Aportación de José Antonio.
Opinión relacionada con el artículo del día 11/06/07: "Con el amor no se puede ir de compras"

http://www.youtube.com/watch?v=odXqBrb6ctI



¿El amor tiene dos caras?. Como tu bien dices, no se puede ir de compras, pero también hay que aceptar tanto los sies como los noes. Me recuerda aquellos tiempos en los que buscaba una relación estable (como haría cualquier ser humano en pleno uso de sus facultades mentales) y lo único que encontraba era lo que no quería. Y el día que dejé de buscar, por arte de birlibirloque (que ya me gustaría a mi saber qué tipo de arte es ese), apareció. Parecía buena gente, además de guapa y con buena figura. Simpática, eso los son todas al principio, como deben pensar muchas mujeres como tu de los hombres, culta, no podía esperar menos que eso … en fin, ese caramelo en la puerta de un colegio que quién no se atrevería a coger si se lo ofreciesen. Pues nada, mi vida duró a su lado cinco minutos, más cuatro años, trescientos sesenta y cuatro días, veintitrés horas y cincuenta y cinco minutos de absoluta dominación de ella. Y yo, sinpi, sinpa y sinco (piso, pasta y coche), cuando me abandonó por otro el día de mi cumpleaños, aunque mal, me sentí bien. Y aunque bien me sentí mal, porque cada día me recordaba que hacía esos cinco años menos cinco minutos que yo no era dueño de mi vida y de repente, encontrármela toda de golpe para mi, pues qué quieres que te diga, no sabía qué hacer con ella. La mala vida piensan algunos, la buena vida pensé yo. Trajeado con un chándal de forro blanco caminé sobre la lava ardiente de mi viejo pasado sin más prisa que pausas, intentando encontrar lo que nunca creí que debí perder. Y entonces me dí cuenta que para ser matador primero hay que ser mozo y que inexpertos en el amor había ciento y la madre. Por eso me volví al revés, vacilón, malhumorado (no sé por qué, bendito amor, mire usted), tibio, como el sudor de mi frente, como el café que no me tomé ayer. Y quiso ser el destino de viejos rencores, quien para hacer más dulce la sabrosa venganza, que me dio un buen trabajo, una buena familia y una buena botella de whisky. Y donde el cuento acababa comiendo perdices, vengué mi pasado contándome a mi mismo si el amor realmente merece la pena, entre latido y latido, de este corazón, que un día quiso ser independiente.

Gracias, José Antonio

1 comentario:

José Antonio dijo...

Es un honor para mi tener presencia en tu blog.
Tus letras son caminos para mi ...
Gracias a ti