LAS MIL Y UNA CITAS Capítulo 2

Vosotr@s lo habéis querido, hay va el capítulo 2.

CAPÍTULO 2 – Los hombres de Carla.

- Verónica, reina, a todas nos gustaría volver a aquel polvo que todavía conmemoramos hoy.

- Si todavía nos acordamos, es porque no ha habido ninguno mejor- dijo Jairo con todo convencimiento.

- Me niego a pensar que nuestra vida sexual se quedó en un atasco del pasado – dijo Lorena indignada.

María se limitaba a mirar y a escuchar, su boca solo se abría para engullir su hamburguesa.

- Que no digo yo que desde Gustavo no haya habido más…

- ¿Gustavo? – interrumpió Jairo – A ese le gustaba más yo, que tú.

- Jairo, deja las drogas o cambia de camello. Gustavo es lo más varonil, en todos los sentidos, que he conocido en mi vida.

- Y un huevo…

- Uno no, dos.

- Que no nena, que lo que yo te diga.

- No se puede discutir contigo.

- Pues si no quieres saber, no preguntes.

- No he preguntado.

- ¡Haya paz! - dijo, con la boca llena, María.

- Está claro Carla – dijo Verónica – siempre hay uno, el incondicional.

- Pues sí, me gustaría volver a tirármelo, al igual le llamo.

- Ni lo intentes – dijo Jairo, mientras agarraba fuerte su coca-cola.

- ¡Qué me dejes en paz!, que me tiro a quien quiero, sin necesidad de pedirte permiso.

- Nena, espabila. Con ese no tienes nada que hacer.

Carla, bebió y miro al aire como queriendo recordar.

- ¿Sabéis últimamente he pensado mucho en Claus?

- Pues ese, tampoco te va a traer a Gustavo – añadió Jairo.


- ¡Qué pesado estás!. Y no es Santa Claus, me refiero a Claus aquel rollo que me llevó a Venecia. Al igual si no me hubiese acostado con su mejor amigo, en su cama y delante de su perro, hoy sería mi marido.

- Hay te pasaste – dijo Verónica.

- Un poco la verdad pero fue inevitable. Tomás llegó, me besó, me quitó la ropa y el resto os lo imagináis… depravados… - se echó a reír y con ella los demás.

- Siempre te pasa lo mismo – dijo casi enfadado Jairo.

- Vamos a ver, mariquita playa, ¿qué coño te pasa?

- ¿A mí, nada? – dijo, como jugando al despiste Jairo.

- Pues frénate un poquito. ¿Tú no habías ligado?, pues hijo, si vas servido y estás así, es que seguramente te aprieta el tanga.

- También estaba Christian – dijo María, como el que no quiere la cosa.

- ¿Christian?, ¿quién es Christian?, preguntó Lorena.

- Ahhh!!!, sí. Lo siento Lorena, fue antes de conocerte. Eso fue casi incesto, un niñito de 18 años, recién universitario y virgen. Imagínate…, la verdad es que la primera vez dejó mucho que desear pero después le cogió el tranquillo y las ganas y…. ¡aishhh!; no debo pensar estás cosas.